La directora del Centro de Economía Regional y Experimental (CRRX), Victoria Giarrizo, aseguró que la recuperación posterior a la crisis económica por la pandemia de coronavirus será lenta, y que la responsabilidad del Estado será la de actuar como «locomotora de recuperación de un sector privado fundido».
En una entrevista con Télam, la doctora en Economía de la UBA e investigadora de temas macroeconómicos apuntó que, para salir de la crisis, la clave pasará por el impulso de la obra pública en sectores de infraestructura y de atención a los sectores más vulnerables, así como una baja de la carga impositiva para dar más espacio a la recuperación de empresas.
A continuación los principales tramos de la entrevista:
De la última gran recesión que vivió la Argentina en 2002 se salió con varios años de crecimiento a «tasas chinas». ¿Se puede esperar un escenario parecido esta vez?
La veo difícil porque entonces tuvimos un viento de cola fenomenal con los precios de las commodities y no teníamos al mundo destruido por la pandemia. Además, esta crisis agarra a las empresas montadas sobre una estructura de costos que las obliga a vender mucho para ser rentables y que, ahora, tienen que afrontar una economía donde el consumo no se va a recuperar tan rápido. A diferencia de 2002, tenemos una cuarentena que generó cambios en los hábitos de consumo, y cuando se pregunta a las familias en qué van a gastar el dinero ni bien recuperen ingresos, la mayoría dice que va a cancelar deudas. Por eso, yo veo un escenario de recuperación suave.
¿Qué podría hacer el Gobierno para acelerar ese escenario?
En vez de que la empresa se achique para encontrar rentabilidad, el Gobierno debería salir primero a hacer cosas para sacarle los costos a las empresas. Por ejemplo, el costo burocrático. Esto no quiere decir echar gente, sino todo lo contrario: la economía necesita de salarios fuertes. Pero sí puede bajar impuestos o hacer una obra pública destinada a mejorar infraestructura de caminos, puertos, aeropuertos y trenes.
¿En una economía necesitada de dólares, ¿qué ocurre con las industrias que generan mayor déficit?
Ahí creo se puede iniciar un proceso de sustitución de importaciones selectivo. Es decir, buscar los sectores que generan mayor déficit de divisas y poner eje sobre ellos, como el de máquinas y herramientas o piezas. Argentina produce todo lo que es línea blanca, pero la mayoría de las partes que traen son importadas. Podría haber una industria de motores para heladeras, por ejemplo. Ahora, para eso hay que incorporar tecnología y condiciones de competitividad interna y certidumbre.
¿Cómo dar esas condiciones en un escenario de pospandemia?
El Estado puede dar una buena señal bajando costos. Yo soy muy partidaria, y sobre todo en esta crisis, de aflojarle la carga tributaria a las empresas. Si no se la afloja lo van a terminar haciendo ellas pasándose a la informalidad que, hoy, deben estar por niveles récord.
¿Y sobre los sectores más vulnerables? ¿Qué medidas podrían implementarse?
Esta crisis dejó al descubierto que tenemos un déficit sanitario, habitacional y con las clases sociales más bajas muy amplio. Hay que hacer mucha obra pública ahí pero no con grandes licitaciones de empresas sino usando mano de obra local. Son formas de hacer que esta recuperación lenta se acelere.
De todas formas, medidas como el IFE permitieron que a los sectores de más bajos ingresos se los sacara de la indigencia y se los acercara a la línea de pobreza. Ahora los sectores medios, muy relacionados con el consumo formal, es el que más se desplomó. Eso da una pauta de que se va a ir a una mayor informalidad de la economía.
¿Qué cambios podría traer un arreglo de la deuda externa?
Lo único que se hace con este arreglo es ganar tiempo porque es muchísima plata la que hay que pagar en relación con los recursos disponibles. Hoy, esta Argentina no puede pagar ni esta deuda que está renegociando. Está obligada a generar riqueza y rescatar al sector productivo inyectando dinero ahí.
En caso de cerrarse la renegociación de la deuda externa y local, el próximo acreedor FMI. ¿Qué se puede esperar del programa que le presente la Argentina?
Yo creo que el FMI es el acreedor más fácil porque siempre se va a arreglar. El problema es que siempre está pisando los talones con el tema fiscal para mostrar sostenibilidad en el pago. Lo que (el ministro de Economía) Martín Guzmán tiene hacer es llevarle un modelo de cómo se van a generar los recursos para dejar de depender de la salida a los mercados y la emisión. Un programa que muestre al sector productivo generando riqueza, sino no va a ser viable reducir un déficit fiscal.
En 2003 la economía se recuperó de la mano del boom sojero, la construcción y parte de las industrias livianas. ¿Cuáles podrían ser los motores ahora?
Excepto que se venga un período muy favorable de precios agropecuarios o un mundo que crezca muchísimo y aumente la demanda de productos argentinos, me parece que no vamos a esos motores de crecimiento. Yo apostaría más por la obra pública chica y local en educación, salud y turismo, y también por el sector de servicios. Son sectores no demandantes de divisas.
El criterio para la recuperación debería ser un Estado como locomotora de la reactivación de un sector privado fundido. Para eso, lo primero que puede hacer es reducir costos impositivos.
¿Cuál es el proyecto de crecimiento que le ve al país?
Todos decimos que se crece exportando más. Pero antes de pensar en un programa exportador hay que resolver un montón de problemas de burocracia, de costos logísticos, de infraestructura o de descentralización del puerto de Buenos Aires, que generan costos adicionales. La exportación no es un objetivo de primera ronda sino posterior a resolver todo lo que necesita la Argentina para exportar.
Agencia Télam / Autor: Alejandro Tejero Vacas / Foto: Ferrari Raúl