La científica argentina Karen Hallberg, egresada y docente del Instituto Balseiro, reconoció que «si bien se ha avanzado en cuestiones de género en la ciencia, el cambio es muy lento y hay un largo camino para recorrer todavía», ya que, apuntó, «a nivel mundial hay menos de un 30 por ciento de mujeres científicas»
Hallberg, rosarina de nacimiento, jujeña por crianza y ahora domiciliada en San Carlos de Bariloche, dijo a Télam que «a nivel mundial hay menos de un 30 por ciento de mujeres científicas, considerando todas las ciencias, inclusive las humanísticas y sociales, en donde son mayoría mujeres, lo que significa que la proporción es aún más baja para carreras como ingenierías, matemática, ciencias de la computación, física, química».
«El principal obstáculo que enfrentan las mujeres es el cultural, es cuando la familia o los docentes les dicen a las chicas jóvenes que ´esa carrera no es para mujeres´, o cuando valoran la inteligencia de los nenes y la belleza de las nenas. El segundo obstáculo aparece con roles no compartidos en la pareja y en los sesgos que todavía existen que priorizan a los hombres», subrayó.
Obstáculos que al parecer no tuvo Karen Hallberg, esta doctora en física de 56 años, casada con Ingo Allekotte -también físico- y madre de Kevin y Tania, ya independizados.
A los 16 años fue reina de la Fiesta Nacional de los Estudiantes en representación de Jujuy, la provincia donde se crió. Pero ya entonces soñaba con ser física. A los 20 años estudiaba en el Instituto Balseiro de Bariloche, donde se dedicó a la física cuántica y se especializó en sistemas nanoscópicos. Hallberg explicó cómo pasó de ser una reina de los estudiantes a una doctora en física cuántica reconocida y respetada por sus pares.
«La Fiesta Nacional de los Estudiantes de Jujuy es una de las fiestas más lindas y emotivas del país. Haber sido protagonista de esto fue una de las vivencias más intensas de mi vida. Y ya desde ese momento sabía que quería estudiar física o ingeniería, sabiendo que era un poco a contramano de la opinión de amigos y conocidos, porque les parecía raro que una mujer estudiara esas carreras, lo que me alentaba aún más para probarles lo equivocados que estaban», contó la física.
Y, aclaró que «la elección de la reina en la fiesta de los estudiantes, más que un concurso de belleza, era la elección de una compañera que representara a los estudiantes y en la que se valoraba la actitud, la simpatía, la belleza interna».
«Después de todo, ¿qué es la belleza en una persona? Los concursos de belleza son otra cosa, que, a mí, personalmente, no me atraen como concepto porque valoro otras cualidades en las personas», reflexionó.
Sobre su llegada al Balseiro, destacó: «Fue un lindo desafío pero no me costó acostumbrarme. Sí sentía la lejanía de mi familia y amigos con los que hablaba una vez por semana desde el teléfono fijo que estaba en la entrada al Balseiro. Pero me entusiasmaba lo que estaba empezando, era una aventura».
En el Balseiro, Hallberg conoció a Ingo Allekotte quien se convertiría en su esposo y colega, con quien compartieron las responsabilidades hogareñas para poder dedicarse tanto a la vida familiar como a la científica.
«Me casé cuando terminé mi licenciatura en física, tuvimos nuestro hijo al final de mi primer año de doctorado y a nuestra hija terminando el doctorado, luego realizamos nuestra especialización en Alemania con los dos chicos chiquitos (mi hija tenía un añito cuando nos fuimos), contó Hallberg.
También destacó como importante el haber contado con un jardín maternal en el Balseiro, a pocos metros de los laboratorios y consideró que «esto fue fundamental, ya que los abuelos estaban lejos, en Buenos Aires y en Jujuy».
Karen Hallberg, que dirige un grupo de investigación en el Centro Atómico de Bariloche, es investigadora del Conicet, e integra el Consejo Directivo de Pugwash (una red científica internacional por la paz y el desarme nuclear). Cuenta con un curriculum tan extenso que pareciera haber logrado todas las metas que se propuso y sin embargo sigue sumando desafíos y galardones. El más reciente es el doctorado Honoris Causa, otorgado por la Universidad Siglo 21 el 25 de septiembre, en el marco del Congreso Innova Educa 21.
Esta distinción se agrega a otros reconocimientos como el premio internacional L’Oreal-UNESCO por la Mujer en Ciencia 2019 por Latinoamérica y las Menciones de Honor «Juana Azurduy de Padilla» y Domingo F Sarmiento, ambos por el Senado de la Nación (2019), entre otros.
Además de ser autora de unos 85 artículos en revistas internacionales de prestigio, recientemente fue elegida como miembro del Consejo de la Sociedad Física Estadounidense (APS), una de las sociedades científicas más relevantes del mundo.
«Para mí es un gran honor haber sido elegida como miembro del APS», destacó Halllberg y explicó: «Como consejera internacional querría impulsar el intercambio científico internacional y promover la libre circulación de científicos, la diversidad social y cultural, el apoyo al desarrollo de la física en los países con menos recursos».
Al hablar de la ciencia a la que dedicó sus energías Karen lo hace con entusiasmo y reconoce: «Lo que más valoro del trabajo científico es la posibilidad de descubrir cosas, conceptos, ideas, totalmente nuevas, que a nadie jamás se le ocurrió o que jamás vio: correr la frontera del conocimiento. También me fascina la idea de la universalidad de la ciencia y que uno habla el mismo ´idioma´ en todo el mundo».
Hallberg observó que «la Argentina tiene una tradición muy larga en la formación de científicos y en investigación, con sus grandes altibajos, pero que le dio la posibilidad de reaccionar cuando era necesario, por ejemplo, frente a esta pandemia».
«También está a la vanguardia en biotecnología, en el desarrollo de software, en ingeniería y medicina nuclear, en ciencia de materiales, en astronomía y astrofísica, en la industria satelital, entre otras», señaló.
Cuando se le preguntó qué le diría a las mujeres que quieren dedicarse a la ciencia, Hallberg respondió: «Les diría que las carreras científicas, ingenieriles y tecnológicas son apasionantes, que no hay ninguna razón para que no haya paridad de género en estas carreras, que es un mito bien instalado que los cerebros de las mujeres están conectados para la empatía y la intuición, mientras que se supone que los cerebros masculinos están optimizados para la razón y la acción. Y, finalmente, ¡que se dediquen a lo que más les guste hacer!»
Télam: Ana maría Woites – Fotos: prensa