En 1988, cuando de The Rolling Stones parecía una historia terminada, Keith Richards lanzó su primera aventura solista junto a una banda a la que bautizó como The X-Pensive Winos, con el soberbio disco «Talk Is Cheap», que lo puso otra vez en la ruta con bríos renovados, tal como se recuerda en el famoso concierto brindado en el Hollywood Palladium que mañana podrá ser visto por las redes sociales oficiales del músico.
«Live at The Hollywood Palladium» es el nombre del documental filmado el 15 de diciembre de 1988, y anuncia el lanzamiento de una edición especial del registro sonoro de ese concierto, en una caja que incluye todos los formatos, memorabilia y libros de fotos, en su versión más lujosa.
El filme muestra a un Richards disfrutando como hacía años no se lo veía, en una década marcada por los duros enfrentamientos con Mick Jagger, y desplegando un precioso material que hace honor a la amplia gama de ritmos negros que están en su ADN musical, según lo visto anoche en la avant-premiere proyectada en el autocine Mandarine Park, en Costanera Norte.
Sin un gran despliegue de cámaras, el documental, que no sobresale por su producción, pareciera encontrar allí su mayor virtud, debido a que obliga a centrar toda la atención en lo ajustada y distendida que sonaba esa fantástica banda que le devolvió la emoción a un Richards cansado de estar en medio de una constante lucha de egos.
Steve Jordan, en batería; Waddy Wachtel, en guitarra; Charley Drayton, en bajo; Ivan Neville, en teclados; la cantante Sarah Dash; y el recordado saxofonista Bobby Keys, se sumaron a la travesía musical del Stone por las raíces negras, para darle forma a «la banda ajustada más suelta que jamás hayas escuchado», tal como la definió el famoso crítico David Fricke.
Las imágenes de aquella noche en el Hollywood Palladium demuestran que no hay exageración en estas afirmaciones, pero además confirma la gran calidad de las canciones de ese primer disco solista, que tenía el espíritu y el corazón de los Stones, pero también sonoridades tan propias que lo alejaban del popular conjunto inglés.
Ocho de las doce canciones que se escuchan en el documental son, precisamente, de «Talk Is Cheap», intercaladas por «Too Rude», un reggae rescatado de «Dirty Work», el criticado y hasta entonces último trabajo Stone; y el clásico «Time Is On My Side», cantada de manera brillante por Sarah Dash.
Para el final, Richards se reservó dos de sus grandes clásicos junto a The Rolling Stones, «Happy» y «Connection», que hasta el día de hoy revisita en sus pasajes como voz líder en los conciertos de la legendaria banda.
Pero lo que también deja «Live at The Hollywood Palladium» es un recorrido por momentos de rhythm and blues, de canción rockera, de reggae y hasta toques funks, entre otros ritmos.
Aunque Ivan Neville y Bobby Keys manejaban sonoridades que remitían de manera directa a los Stones, el distinto carácter que le dio al trabajo de combinación de su guitarra con la de Watchel y el toque más radical de la batería posicionaron a Richards en un plano musical bien distinto al del popular conjunto inglés.
Acaso la entrega total al material que lo conectaba con sus principales influencias fueron la gran clave para el desempeño de Richards en el escenario del Hollywood Palladium, en aquella noche de diciembre de 1988.
Paradójicamente, las diferencias insalvables que parecían estar sentenciando a muerte a The Rolling Stones hicieron una tregua meses más tarde, cuando nadie lo esperaba, que cristalizó en el lanzamiento de «Steel Wheels», en agosto de 1989, y una nueva gira que volvió a ponerla en los primeros planos.
Esto no significó el punto final para The X-Pensive Winos porque en 1992 vio la luz «Main Offender», segunda placa del guitarrista como solista, que lo trajo por primera vez a Argentina, en la recordada noche del 7 de noviembre de 1992, en el estadio de Vélez Sarsfield, en lo que fue la «primera avanzada Stone».
Aunque es cierto que la segunda placa de Richards con The X-Pensive Winos mantenía la calidad de «Talk Is Cheap», para ese entonces, The Rolling Stones había reencauzado su rumbo y se preparaba para una nueva etapa plagada de conciertos multitudinarios por todo el mundo.
Por todo esto, las canciones de ese primer disco le dieron un nuevo envión a un artista que, en medio de excesos y de luchas de egos, parecía haber perdido la emoción; y el registro en vivo que ahora sale a la luz lo confirma.
«Live at The Hollywood Palladium» también hace recordar que ese momento solista de Keith Richards es como esos vinos caros que con el paso de los años saben mejor.
Foto: Paul Natkin – Télam / Hernani Natale