El MERCOSUR cumple 26 años de edad. Más de un cuarto de siglo pasó desde el Tratado de Asunción que le diera su origen. En la actualidad, y con sus últimas poco analizadas incorporaciones, constituye una zona de 295 millones de habitantes, un PIB de algo más de 3 billones de dólares, es la quinta economía global y la segunda superficie más grande del mundo, detrás de Rusia y seguido por la CE.
En este derrotero de años no son pocos los logros, fundamentalmente en materia de facilitación del comercio, que se han concretado y podemos mencionar algunos de ellos como por ejemplo en la relación con terceros países el arancel externo común, que con sus 11 listas de aranceles que van de 0 a 20% y sus temporales lista de excepciones al 35% que cada uno de los miembros posee. Aún hoy tiene vigencia y es de aplicación en la mayoría del universo arancelario.
También, el Régimen de Origen donde
se acordó que los bienes elaborados iíntegramente en el territorio de cualquiera de los Estados Partes utilizando materia-les originarios, o que hayan sufrido una transformación sustancial serán consi-derados originarios del acuerdo y eso les dará ventajas sobre los que no tengan esa consideración. Los productos que tengan insumos extrazona pueden ser considera-dos originarios siempre que dichos insumos no superen el 40% del producto, lo que da ventajas a la incorporación de transforma-ción productiva local relevante.
En el orden del transporte de mercaderías también se logró la unificación de los documentos y el registro de los mismos
a través del Documento MIC/DTA y del Sistema Informático de Tránsito Internacio-nal Aduanero.
De todos modos, la debilidad del MER-COSUR ha estado y está en la política. La mayoría de los países integrantes carecen de políticas de estado y de apego a la ley. Esto produce dos consecuencias directas, la primera está relacionada con que cada gobierno que pendularmente asume en América Latina desanda casi todo lo que hizo el anterior y volvemos a empezar. Y lo segundo y no menos importante que la pirámide jurídica dice que los tratados in-ternacionales están por encima de las leyes nacionales, cosa que algunos parecen des-conocer y por ende cumplen a discreción según sea de su conveniencia coyuntural. No menos importante es que cuando uno afecta a otros países con sus acciones, provoca que los afectados de hoy, toman represalias mañana y todo esto es lo que ha ocasionado que a 26 años de su crea-ción MERCOSUR no haya podido concretar sus objetivos estructurales de integración. En la actualidad, a nivel internacional, se dan algunas circunstancias que podrían ser convertidas en oportunidades para el bloque, como la posibilidad de retomar las negociaciones con la Unión Europea. El panorama que deja abierto el retiro de USA de las negociaciones sobre el Tratado Transpacífico, al que podría estar manifes-tando su voluntad de acercamiento China, quien es hoy nuestro más importante clien-te de intercambio. En cambio, parece que la situación política reinante en Venezuela, lo ocurrido recientemente en Paraguay, y situaciones netamente políticas internas de algunos de sus miembros, modifican la agenda del bloque y lo antes mencionado se paraliza, pasa a un segundo plano y pierde relevancia.
Esto definitivamente debe llegar a su fin, el mundo es muy veloz hoy día y la peor manera de ser No Competitivo es perder el tiempo, que sin lugar a dudas es el bien más costoso y escaso de la humanidad. MERCOSUR necesita urgente acondicionar mecanismos automáticos de suspensión a sus integrantes, que por decisiones intempestivas de sus gobiernos vulneren normas esenciales del Acuerdo.
El mecanismo para esto es ni más ni menos que el PARLASUR, a quién podríamos de-dicarle todo un capitulo en particular, pero del que solo diremos que es uno de los estamentos jurídico/político supranacional más importantes para la gestión del Acuer-do. El problema de su inexistencia actual, de su escasa productividad y consecuente irrelevancia es que el mismo se encuentra integrado por personas en su mayoría carentes de formación y conocimientos técnicos excluyentemente necesarios para cumplir esa función.
Por ello es imprescindible e inminente acordar una ley supranacional consensuada por todos los miembros del Acuerdo que exija a quienes hayan sido elegidos como Parlamentarios del MERCOSUR la obligato-riedad de acreditar formación profesional y experiencia laboral en temas vinculados con la diplomacia, la política internacional y el comercio internacional.
Los integrantes de MERCOSUR tenemos oportunidades para ingresar bienes y servicios en otros mercados y de conformar un mercado interno ampliado que constituya la plataforma básica de competitividad de nuestro entramado productivo. Pero si seguimos distraídos por la política seguiremos sumando perdidas de oportunidades que son de exclusiva responsabilidad de la política y no de la falta de positivismo del propio acuerdo. Lic. Gastón Raggio Director Ejecutivo / Secretario Adjunto COMEX Unión Industrial Región Rosario – UNIRR Asociación Empresaria de Rosario – AER