Luego de que se dieran a conocer las cifras de pobreza a nivel nacional a través del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, Miguel Lifschitz, llamó a construir «un gran acuerdo nacional, entre todos los sectores, para diagramar y llevar adelante políticas públicas que ataquen al gran problema de nuestro país”. «La política debe hacer una profunda autocrítica y trabajar fuertemente sobre el tema», dijo.
Tras oficializarse la cifra correspondiente al segundo semestre del 2020, que alcanza a un 42% de los argentinos, y que entre los niños y niñas menores de 14 años supera el 57%, Lifschitz planteó su preocupación ante la falta de soluciones y la ineficacia de los programas que apuntan a la población más vulnerable. “El camino de Argentina durante los últimos 30 años ha sido el de la improvisación y el cambio de rumbo constante, lo que ha llevado a este panorama triste y en el que todos los días vemos como caen bajo la línea de pobreza miles de personas y en donde seis de cada diez chicos son pobres, sin poder vislumbrarse un proyecto de futuro que cambie esta realidad”, manifestó.
En ese sentido, el ex Gobernador, pidió que el Consejo Económico y Social, presentado hace algunas semanas, se aboque de inmediato a diseñar un plan para atacar la situación de pobreza extrema. : “La discusión de la problemática y la generación de propuestas concretas deben estar en el centro de la escena política. Tenemos que salir de la discusión coyuntural y poner sobre la mesa los problemas estructurales como es este, la falta de infraestructura, el déficit habitacional, la falta de urbanización de los asentamientos y la implementación de políticas sociales que apunten a la dignificación de los ciudadanos y no a la utilización clientelar de los mismos. Esto es lo que realmente necesita este país, que durante años ha dado marchas y contramarchas sin soluciones de fondo. No alcanza con planes y más planes ni con buenas intenciones.»
“Las decisiones coyunturales y con fines electorales ya han mostrado no dar resultados, más bien al contrario –se explayó-. Ha quedado claro, más aún con la pandemia de Covid que ha azotado al país y agravado la crisis económica y social, que se necesita una visión integral que pasa por la economía, el cambio de la matriz tributaria, la distribución de la riqueza, la generación de empleo, la educación y la salud entre otras cosas. De esta situación salimos todos juntos con un Gran Acuerdo que trascienda los tiempos electorales o seguiremos empeorando.» agregó.
En lo particular de Santa Fe, el exgobernador hizo hincapié en aquellos programas que pudieron desarrollarse bajo su gestión y que hoy han sido dejados de lado. “El agravamiento de los índices de violencia e inseguridad están íntimamente relacionado a esto, con miles de jóvenes en situación de vulnerabilidad que tenían a través del programa Nueva Oportunidad, contención y proyección de futuro y hoy ya no la tienen, o la transformación de barrios populares a través del Plan Abre, que se proponía mejorar sustancialmente la calidad de vida en los barrios de toda la provincia”, siguió.
Lifschitz, a su vez, instó a “no quedarse de brazos cruzados ni recurrir a frases de circunstancia y pasar a la acción”, al tiempo de reclamar “una apertura a las ideas nuevas, con valores y principios comunes, pero con una visión renovada para abordar problemas complejos”. “Las recetas que no funcionaron no pueden repetirse, estos números demuestran que Argentina no sólo sigue padeciendo esos problemas, sino que estos se agravan”, enfatizó.
Por último, pidió “una mayor presencia del Estado en todos sus niveles para evitar seguir en este rumbo”, y concluyó: “En la provincia de Santa Fe hay un deterioro muy notorio en este sentido por la poca presencia del gobierno provincial, especialmente en lo que respecta a los sectores populares de las grandes ciudades. Hemos visto una vuelta a prácticas asistencialistas implementadas a través de punteros u organizaciones políticas afines, como hacía muchísimos años no se veía, con una lógica claramente electoral. Esto debe revertirse porque el hambre y las necesidades no tienen color político».