por Federico Picone / dotpod.com.ar
El gigante de Cupertino volvió a unificar su nomenclatura y agregó una cámara más a su versión profesional, con una calidad sorprendente.
El pasado 10 de septiembre, se realizó un nuevo evento de Apple en el Auditorio Steve Jobs ubicado en Apple Park California, en donde se presentaron los nuevos teléfonos insignia de la manzanita, el iPhone 11, el iPhone 11 Pro y el iPhone 11 Pro Max.
Con un cambio de nombres importante, en busca de reordenar y entender mejor qué modelo comprar de acuerdo a las exigencias de cada usuario, Apple pasó a llamar iPhone 11 a secas al sucesor del iPhone XR, siendo este el modelo de entrada, que se destaca por un diseño basado en sendos paneles de vidrio resistente en la parte frontal y posterior, acompañado con la posibilidad de adquirirlo en seis colores. Está equipado con una pantalla LCD de 6.1 pulgadas, a diferencia de las versiones más costosas, y en su interior dispone del procesador A13 Bionic, con mayor capacidad de procesamiento y una mejor gestión del consumo de energía.
Lo más importante del iPhone 11 es su cámara principal, que ahora pasa a ser doble, con un sensor de 12 megapixeles y apertura f/1.8, y otro sensor gran angular, también de 12 megapixeles y apertura f/2.8. Este doble sensor permite aplicar el efecto de profundidad de campo en una imagen, además de incluir un modo nocturno y añadir la cámara lenta, incluso en la cámara frontal.
El precio del iPhone 11 en EEUU es de U$S699 en su versión de 64 GB, y también estará disponible en 128 y 256 GB de capacidad de almacenamiento.
Respecto al iPhone 11 Pro, el gigante de Cupertino optó por darle mayor sofisticación para un uso profesional del dispositivo, realizando una combinación de una pantalla más grande Super Retina XDR, que utiliza la misma tecnología de las Mac y triple cámara, generando la popular tripofobia en algunos consumidores.
Los modelos profesionales del iPhone, vienen en verde, gris espacial, blanco y dorado, cuentan con un cuerpo de acero y vidrio en una pieza, y disponen de pantallas OLED de 5,8 y 6,5 pulgadas respectivamente. Están equipados con el procesador A13 Bionic, el mismo presente en el iPhone 11, con una mejora del rendimiento del 20 por ciento respecto a su antecesor, el A12. A su vez, tiene una mejor gestión del consumo de la batería, lo que le permite extender la autonomía de uso a 4 o 5 horas si se lo compara con el iPhone XS o iPhone XS Max.
El iPhone 11 Pro posee tres cámaras de 12 megapixeles: una lente normal con apertura f/1.8, otra con zoom 2x y apertura f/2.0, y un gran angular con apertura f/2.4. La lente normal y la telefoto tienen estabilización óptica. También tiene la capacidad de grabar video en 4K a 60 cuadros por segundo y ofrecer zoom de audio. Incluso permitirá grabar con todas las cámaras en simultáneo con una app profesional.
Respecto al precio de estos modelos, el iPhone 11 Pro en su versión de 64 GB cuesta U$S999 dólares, mientras que el iPhone 11 Pro Max U$S1099 con la misma capacidad de almacenamiento. Ambos teléfonos también se encuentran disponibles con 265 GB y 512 GB. Lo que es criticable en este caso, es que en 2019 Apple siga vendiendo modelos de teléfonos con solamente 64GB de capacidad en su versión más económica, cuando se sabe que bien podrían arrancar en los 128GB.
Sin mucho hype, demasiadas filtraciones antes de su lanzamiento y poco atractivo en este nuevo teléfono más que sus tres cámaras, Apple es probable que no obtenga buenos números este año y muchos opten por simplemente esperar a que cambien el notch de la parte frontal, que a esta altura del partido y comparado con sus competidores parece anticuado. Sin duda la apuesta de la empresa de Cupertino es vender más teléfonos baratos y no tanto profesionales pero a esta altura de las circunstancias, está claro que Apple ya no se encuentra a la vanguardia del mercado sino que apunta a lo que el mercado dicta, algo que en tiempos de Steve Jobs nunca pasaba.