Las calles de Barcelona amanecieron hoy desoladas y entregadas al desánimo mucho más que otros días de un agosto atípico sin turistas debido a la crisis del coronavirus, tras la «bomba» lanzada por el astro argentino Lionel Messi, quien el martes anunció su decisión de abandonar el club de su vida y emblema de la ciudad condal.
«Bomba Messi», «¡¡¡…Y estalló la bomba!!!», «¡Guerra Total!», fueron algunos de los titulares elegido por la prensa deportiva local para retratar la situación desencadena por la estrella y leyenda del Barça, cuya eventual partida supone un golpe de dimensiones inconmensurables para la entidad deportiva y la propia capital catalana.
El primer efecto ha sido, sin duda, el abatimiento general que reinaba en el ambiente el día después a la noticia deportiva -con alcance social- que convulsionó el final del verano europeo y no dejó a nadie indiferente.
«Es muy triste. Se veía venir porque los ciclos terminan, pero Messi no se merece tener un final así», dijo a Télam Javier García, mientras servía esta mañana cafés a sus clientes en uno de los pocos bares abiertos en el céntrico barrio El Born, todavía conmocionado por la decisión del futbolista argentino.
«Mucha gente viene a Barcelona a ver jugar a Messi, y esto va a tener un impacto tanto deportivo como para la ciudad», opinó el responsable de la cafetería, que todavía resiste a la embestida del coronavirus a pesar de la ausencia de visitantes extranjeros.
La postal de La Rambla de Barcelona, una zona de la ciudad que solía estar en constante ebullición antes de la irrupción de la pandemia y ahora lucha por recuperar algo de ritmo, ya no será igual si Messi deja de lucir la camiseta culé, exhibida en las vidrieras de todas las tiendas de souvenirs.
«Es un verdadero drama. La ciudad no ha podido gestionar bien la pandemia y ahora Messi se va», afirmó desolado Dani, el responsable de una tienda deportiva en la que la figura del astro argentino destaca sobre todas las demás. «Messi es una máquina de vender. De cada 10 camisetas, ocho son de Messi», explicó este comerciante tras remarca que «estábamos mal pero recibimos un golpe de esos que duelen mucho y te dejan inconscientes».
No obstante, Dani tiene una mínima esperanza de que Messi «cambie de opinión» y se quede al menos uno o dos años más en el club catalán y luego se vaya «por la puerta grande», como hicieron Xavi e Iniesta.
«Aquí falló el presidente del club, Josep María Bartomeu, que hizo las cosas mal con Messi y después también con Suárez», subrayó este hincha culé, refiriéndose a que el uruguayo, amigo íntimo del astro argentino, fue el primer «descartado» por el flamante DT, el neerlandés Ronald Koeman.
«El que se tiene que ir es Bartomeu. Si hay elecciones hay al menos una chance de que Messi se quede», insistió Dani, a pesar de que a estas horas la prensa da por segura la salida del argentino, y ya lo sitúa en distintos clubes, entre ellos el Manchester City de Guardiola o el Inter de Milán.
Varias radios informaron que el DT catalán Pep Guardiola ya habló por teléfono con Messi, e incluso revelan que fue el futbolista quien llamó a su antiguo entrenador, con quien logró sus máximos éxitos deportivos para un posible reencuentro.
Aunque la oposición culé a Bartomeu ya registró una moción de censura para destituir al presidente del club, algunos hinchas como Ángel Toscán, de 47 años, creen que es demasiado tarde y que incluso sería bueno que Messi abandone el club.
«Da pena que Messi se vaya de esta forma, a través de un burofax -en el que anuncia su decisión que no ha sido aceptada-, pero puede ser bueno para el club», sostuvo Ángel mientras seguía vendiendo postales de Barcelona con la imagen del futbolista argentino y banderines del emblemático club en su puesto de revistas de La Rambla.
«No es la primera vez que se va una estrella, aunque Messi es distinto, lo importante es el equipo. Aquí pensaban que Messi lo iba a resolver todo, pero no ha sido así», añadió.
Messi pidió por fax al club activar la cláusula de su contrato para marcharse gratis, pero los directivos le respondieron que dicho apartado del contrato había caducado en junio, lo que augura una salida conflictiva.
Según Ángel, Messi le dio una «bofetada» a Bartomeu, quien no se quiere ir porque «algo tendrá que tapar», pero confía en que el Barcelona podrá sobreponerse a esta historia, como en otras ocasiones traumáticas.
En el Mercado de la Boquería, en pleno corazón de Barcelona, la partida de Messi tampoco pasó inadvertida, aunque los trabajadores coincidían en que tanto el club como la ciudad se van a recuperar.
«Messi no se irá, soy optimista. Soy culé pero tengo otros poblemos más importantes que el fútbol, no me voy a deprimir», dijo Alex Villa, propietario de un puesto de embutidos y quesos.
«Hay un poco de abatimiento, pero fueron 15 años disfrutando de Messi, nos ha dado mucho, y nada es para siempre», reflexionaba Ivan García, camarero del famoso bar Quim de La Boquería.
Es una realidad que no todo en Barcelona se reduce al fútbol. «Hay mucho fanático y mucho fútbol, pero la ciudad es más que eso. Una de sus insignias es la gastronomía, también conocida a nivel mundial», destacó este joven, augurando un futuro prometedor tras el ocaso que supondría la partida del futbolista más global que tuvo el Barcelona.
Agencia Télam: Cecilia Guardati