Aventuras a bordo

Ciro y Aníbal Nardone son dos hermanos que dedicaron, y dedican, su vida al río. Son referentes de la guardería náutica Río Marrón, ubicada frente al Parque Alem. Aventureros del kayak, todavía conservan viejos valores del río y pregonan día a día con el ejemplo a sus alumnos de la escuela en la que enseñan a manejar este tipo de embarcaciones.

Hace 30 años emprendían una aventura que los marcaría para siempre. Viajar en kayak desde Rosario hasta Villa Gesell fue la decisión más importante de sus vidas. A partir de ese momento supieron que para siempre iban a estar ligados a la naturaleza y a las bondades que nos otorga el enorme espejo de agua que fluye por las costas rosarinas.
Una historia de vida apasionante, de valores arraigados y de nuevos horizontes es la que nos cuentan ellos mismos en primera persona.

¿Por qué hicieron estas aventuras arriba del kayac?
Aníbal: Éramos adolescentes del Club Bancario y tuvimos un buen profesor que nos incentivaba bastante. Hicimos un grupo grande y empezamos a ir todos los días a la isla. Empezamos con viajes más cortos como a Victoria, a Diamante, y otros lugares de Entre Ríos, y conocimos a dos personas que habían hecho el primer viaje a Villa Gesell y empezamos a organizarlo. Un año estuvimos organizando y en enero nos fuimos. Fue una experiencia divina. La convivencia, los lugares, el desafío. A partir de ahí nos picó el bichito y durante 4 años nos fuimos siempre a lugares de la costa y a Punta del Este.
Ciro: Y con los años después hicimos la costa de Brasil.

¿Qué imponderables se cruzaron en el camino?
Ciro: Lo bueno es que te cruzás con gente que te da una mano, que te acompaña, que está en la misma que uno. Siempre hay un ida y vuelta, se hacen muchos amigos. Es hermoso para conocer gente, fundamentalmente eso. Y las trabas que tuvimos como falta de comida o inclemencias se superan con esto de la solidaridad ajena.

¿Volvieron iguales de esos viajes?
Ciro: No, no volvés igual. Cuando hacés una aventura te da una visión distinta de las cosas. Es un antes y un después. Cuando haces estos viajes te faltan cosas, y después valorás lo que tenés. La cama todas las noches, la comida de la vieja, la ducha caliente. Y te da mucha seguridad en vos mismo que no te da otra cosa. Sos vos mismo y tenés que resolver.
Aníbal: Se potencia mucho el tema de la amistad. Vas resolviendo en grupo y eso te ayuda mucho. Vas creciendo y valorás la amistad, la palabra del otro, el complemento del amigo. Cada uno responde por sí mismo y confía en el otro.

Hace muchos años que están en esto, ¿se sienten personajes del río?
Aníbal:
Tenemos un lugar, pasamos por todos los clubes. A esta edad está bueno porque vimos un montón de gente pasar. Viene un montón de gente y la gente te pregunta. Nosotros somos referentes de acá de la guardería y nosotros le podemos volcar lo que nosotros vivimos. Y como viviendo esto la pasamos tan bien queremos que los demás también lo incorporen. Es lindo vivirlo.

¿Elijen de nuevo la vida en el Rio?
Ciro: El río es como el mar. Se extraña mucho cuando no se lo tiene. Es casi imposible viviendo en Rosario teniendo esto tan cerca y tan barato y no aprovecharlo. No necesitás irte de vacaciones. Le pasa a mucha gente. Viajás a cualquier lado y enseguida buscás agua. Siempre estás buscando agua, y si no tiene durás poco. A otros les pasa con la montaña.

Siempre se habla de los valores del río, ¿cuáles son?
Aníbal: Dar una mano. Si ves a alguno que pasa y se le para el motor le podes dar una mano. Si alguno tiene algún accidente, estar siempre pendiente de que a alguno le pase algo. Ese es el primer valor. Ciro: Se conserva el saludo, generalmente la gente de río se saludan todos por eso mismo, porque nunca sabés cuándo podés necesitar una mano. Y los valores ecológicos: preservar el lugar para poder disfrutarlo. Eso se sufre mucho hoy porque hay algunos que no lo entienden. Si vos llevás una botella, ¿por qué no te la llevás de nuevo?

¿Hace falta estar entrenado para andar el kayak?
Aníbal: Es un entrenamiento como cualquiera, se va logrando. Es como la bicicleta. Un día hacés 10 cuadras y volvés cansado, y después hacés 20 kilómetros y estás como nuevo.

¿Hay que hacer los primeros cruces acompañados?
Aníbal: Sí, porque hay cosas a tener en cuenta. La corriente, los vientos. Hoy en día tenés la ventaja del pronóstico adelantado. Es importante fijarse que no venga ningún barco. Viene un barco y tenés que calcular de esperar que pase o apurarse. Son cosas que se aprenden. Por ejemplo cuando se levanta viento salen todos corriendo, y es al revés. Hay que quedarse y esperar que pare el viento.

Hay un boom del río en Rosario, ¿por qué?
Aníbal: Porque el rosarino se dio cuenta que tenía el río al lado. Se le perdió el miedo. Y además las posibilidades económicas son otras. Hoy un kayak sale lo mismo que una bicicleta. Y con dos mangos estás en la isla disfrutando del día comiendo algo, usando el río y tomando sol.

¿Ven gente pasar por el río?
Ciro: Sí, pero el río te deja una huella. Por más que no vayas más, te marca para siempre. Generalmente el que pasó por el río siempre vuelve. Porque es una manera de vivir. A veces renegamos de los chicos nuevos que no respetan los valores de los que hablábamos, pero nuestra filosofía es que el río es de todos y lo tenemos que disfrutar todos responsablemente.

Gustavo Abbate | Txt: Andrés Cánepa