El Gobierno quiere integrarnos al club de países desarrollados. Para ser miembro de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) vamos a tener que cumplir con una larga lista de requisitos, y también seremos cuidadosamente examinados.
La organización presentó un extenso reporte sobre las condiciones de la economía argentina, Por supuesto que este tipo de informe tiene una mirada objetiva respecto de los datos más generales, pero luego a medida que se avanza en lo específico se puede leer entre líneas como aparece la subjetividad en aquellas cuestiones que son del interés de estos organismos. Por ello es relevante que analicemos toda la información, y por un lado sus sugerencias, pero con mayor detalle sus exigencias.
Primero es de resaltar que el mismo hace hincapié sobre todo en el gasto público, el déficit fiscal, la necesidad de una reforma impositiva y el peso de las jubilaciones en términos de sostenibilidad de cara al futuro.
Celebran, como no podía ser de otra manera, avances en materia económica, como la reducción de la inflación y la vuelta a la senda de crecimiento. La pregunta en términos concretos es a qué crecimiento se refieren. En el mundo de hoy ya no sirve más la suma, la división y el promedio, es decir que si un sector crece 15% y otro se deprecia 12% esto me da un crecimiento del 3% y esto es desacertado seguir midiéndolo así. Vemos que lo expuesto llevado a la realidad es un sector que aplaude con los pies y al otro le llamaron al párroco para que le dé la extremaunción.
También dieron su opinión sobre los cambios reformas que se necesitan a futuro. “Si se alinean los marcos de políticas argentinas con el promedio de la OCDE, se podría incrementar el PIB per cápita un 15% en 10 años”. Otra generalidad que suena más a una expresión de deseo y un condicional que nos alienta, pero que a la vez debemos evitar nos confunda. Uno de los planteos más fuertes es que tenemos que abrir la economía, ya que hay
“barreras de entrada y escaso cumplimiento de las normas que debilitan la competencia en los mercados de productos”. Esto tiene un grado de veracidad y no es menos cierto que sería importante no solo para ajenos, sino aún más para los propios. Pero es de destacar que abrir la economía significa que debemos dejar ingresar libremente bienes y servicios del mundo, y la pregunta es de donde concretamente y a cambio de que. Solo para recordar que las estancadas negociaciones multilaterales en la OMC han tenido y tienen a la mayoría de los países de la OCDE como protagonista, lo que nos permite responder que en el marco del libre comercio hay mucho del principio religioso de “Haz lo que yo digo, sin mirar lo que yo hago”. Esto nos obliga a manifestarnos a favor de la apertura, pero en el marco de negociaciones abiertas, obligatorias y simultaneas. Contando los porotos uno a uno y cada cual con su nombre y apellido.
En la misma línea, el informe destaca que
la economía “posee más barreras para los emprendedores”, si se lo compara con el resto de estas economías desarrolladas. Y que se debe dirigir hacia una reforma tributaria que conduzca a un esquema más simple y a un régimen laboral con mayor flexibilidad.
En cuanto a la reforma tributaria es interesante porque recomienda tratar temas como IVA y Ganancias
Respecto de la reforma en el IVA, el planteo es que sea más bajo pero más generalizado a todos los consumos, que no haya exentos, ni alícuotas reducidas.
Con respecto al Impuesto a las Ganancias dice, y estamos de acuerdo, que el mismo no es ni lo progresivo ni lo general que debería ser. Todo el mundo debe pagar impuesto a las ganancias, o sea el mínimo no imponible debería ser bajo solo excluyendo niveles salariales mínimos, esto implicaría que todos casi sin excepción deberíamos pagar ganancias como único impuesto a la actividad productiva y/o de servicios. Y lo más relevante y excluyente es la progresividad.
Por ejemplo se comenzaría a pagar ganancias en ingresos superiores a 15.000 pesos, pero la mencionada progresividad implicaría que para ese ingreso la alícuota sería del 2% y sobre lo que se ha superado del mínimo no imponible, o sea que si un salario es de 17.000 pesos, pagaría 2% sobre los 2000 que están por encima de mínimo lo que nos daría un impuesto de 40 pesos. Otro cambio sustancial en materia laboral, que aplaudimos con creces, es la recomendación de disminuir las contribuciones a la seguridad social para trabajadores con salarios bajos cuyos puestos de trabajo se integren al sector formal. A la vez Introducir progresividad en las contribuciones para el resto de los salarios. Porque marcamos que en esto estamos muy de acuerdo, fundamentalmente por el convencimiento que la tan promovida flexibilización laboral, busca reducir conquistas de los trabajadores, que en algunos casos son abusivas e impiden el normal desarrollo de una empresa, y esas si deberíamos revisarlas, pero que en la mayoría de los casos están lejos de tener un fuerte impacto en la competitividad, y en cambio podría ser mal interpretado por la fuerza del trabajo. Lo que de verdad tendrá un fuerte impacto en la competitividad sería reducir el costo impositivo de un empleado que en todos los casos es del doble de lo que este percibe efectivamente en su bolsillo. Hay otros temas interesantes que seguiremos analizando, pero a modo de conclusión creemos que hay sugerencias que deberíamos ponerle atención y otras que también. El análisis pormenorizado y el debate es lo que nos permitirá avanzar en términos de inteligente integración al mundo desarrollado.
Lic. Gastón Raggio
Director Ejecutivo / Secretario Adjunto COMEX
Unión Industrial Región Rosario – UNIRR
Asociación Empresaria de Rosario – AER