ALTERNATIVAS PARA FORTALECER TU CUERPO

Aunque resulte algo difícil volver a la rutina y retomar las actividades físicas, son necesarias para mantenernos en excelente estado de salud. Sin embargo, si no queremos encerrarnos en un gimnasio, te proponemos algunas alternativas.

Un paseo por el parque. Nada puede resultar más placentero que aprovechar las horas en las que el sol no está tan fuerte para caminar por espacios verdes: desconectamos de nuestras preocupaciones, nos relajamos y, sin darnos cuenta, nos encontramos realizando una actividad que favorece notablemente nuestro retorno venoso.

Sabroso menú nutritivo. A la hora de elegir qué comer, podemos optar por alimentos que no sólo nos resulten ricos sino que además sean sumamente nutritivos. Es importante tener en cuenta que para evitar el estreñimiento (tan nocivo para las venas de las piernas), nuestra dieta debe ser baja en calorías y alta en fibras y para ello no hay mejores aliadas que las frutas y verduras. Refrescan, hidratan y combinadas en ensaladas dan lugar a deliciosas alternativas. Otra posibilidad por demás exquisita es abastecernos de nueces y almendras. Como cualquier otro fruto seco, tienen ácidos grasos Omega-3 y por ello colaboran a disminuir la viscosidad de la sangre, favoreciendo el flujo sanguíneo. Pero además hacen que se incremente el «colesterol bueno» y provocan que el «colesterol malo» no se acumule alrededor de las arterias (evitando la formación de placas en las paredes de los vasos sanguíneos).

Agua, todo el tiempo. Beberla no sólo produce un alivio inmediato a ese calor intenso que suele agobiarnos en los días de verano sino que también mejora notablemente nuestra circulación. ¿A qué otras opciones podemos recurrir? Sabrosos y refrescantes pueden resultar también los jugos de frutas y el tereré.

Automasajes. Mucho más que una experiencia placentera. Acudir a esta técnica sencilla permite regalarnos unos minutos de relax que se vuelven además ideales para activar la circulación de las piernas. Los masajes tienen que realizarse de forma ascendente (comenzando por los pies y subiendo lentamente hasta llegar a los muslos) y los movimientos deben ser suaves: para ello, hay que cuidar de no aplicarlos directamente sobre las várices sino en zonas aledañas. Tampoco se debe presionar con las yemas sino utilizar las palmas y los dedos en su totalidad. La sangre acumulada en las venas comenzará así a movilizarse e irá fluyendo poco a poco hacia el corazón. Para evitar la fricción, es también muy importante recurrir a cremas o aceites.