Atención y protección a las víctimas, descentralización para acercar el poder judicial a la ciudadanía e idoneidad en los trabajadores, son los ejes centrales de Jorge Baclini para llevar adelante la Fiscalía General. El vínculo con la Asociación Empresaria de Rosario procura mejorar la persecución de los delitos.
Modesto pero seguro y firme. Así se lo ve a Jorge Baclini en su oficina del Ministerio Público de la Acusación, donde lleva adelante su tarea como Fiscal General de la provincia de Santa Fe.
Sus padres, integrantes de la colectividad libanesa, eran comerciantes y si bien él tenía facilidad supo desde muy joven que lo suyo iba por otro lado. “Mi mamá era muy buena con las cuentas –dijo con admiración- y yo creo que de alguna manera lo mamé, pero lo mío eran las humanidades”. Advierte que su padre participaba en organizaciones intermedias porque creía en que se podía contribuir a mejorar la vida de todos. Tal vez ese fue el estímulo de su interés.
Reconociendo que “le impactaba la persecución de los delitos” desde la admiración que le generaban las películas de investigación policial, contó cómo fueron sus inicios y trayectoria. En 1990 arrancó a trabajar en Tribunales como empleado. No fue fácil aprobar el examen. Realizó previamente un curso de 6 meses de mecanografía durante dos horas lunes, miércoles y viernes. Practicar y practicar.
Trabajar y estudiar tampoco fue fácil. “Cuando entré a trabajar me faltaban 7 materias por lo que me propuse terminar la carrera prontamente, rindiendo todas las materias que me restaban hasta recibirme”.
Aquel fue un desafío y una constante en su vida. A Baclini le aburre la comodidad de la rutina y procura ponerse nuevas metas en forma permanente. De empleado en un Juzgado de Instrucción a Fiscal General, siempre en la justicia penal cumplimiento distintos roles como secretario de Instrucción y luego Juez, luego de rendir 2 veces y quedar segundo, en el tercer intentó lo logró.
Decía que cuando empezó a estudiar, al igual que Su padre, creía en que se puede mejorar la vida de todos, estando en este rol ¿piensa igual?
Sí, claro. Mirá cuando ingresé como empleado de Juzgado aprendí que la gente demanda respuestas: si o no, aunque no le guste el tipo de respuesta que uno le da, lo que se necesita es recibir pronta respuesta. Y nunca me olvido de eso, cada cosa que hago la hago con mi mayor esfuerzo y pensando en que hay que dar respuestas de la mejor calidad y en forma más rápida, y aunque sea desde nuestro lugar contribuir a mejorar.
En Rosario se lee cada vez más complicada la situación ¿cuál es el diagnóstico y las razones?
En nuestra ciudad aumentó el delito contra la propiedad, y el más común es en la calle, que si bien no es importante en términos de lo que se sustrae, lo es por la cantidad en que se presenta y es el que genera una mayor percepción de inseguridad. Este tipo de delitos sobretodo aumenta cuando la situación económica es más crítica, como sucede ahora.
¿Tienen herramientas para enfrentar esta criminalidad?
El fenómeno se presenta extendido, como te decía, aumenta y se potencia a medida que la situación económica se resiente, por lo que demanda pensar su persecución desde esta realidad. Por otra parte, no puede soslayarse que requiere una concientización social distinta, lo que implica analizarlo y estudiarlo de otra manera. Preguntarnos porqué tenemos tanta gente que se aprovecha de lo ajeno.
Como parte del Estado, los integrantes del sistema penal debemos encarar estas problemáticas delictivas. Así, más allá de los sucesos ocasionales y que ocurren por necesidad, es menester observar que muchos de estos hechos también deben ser analizados cuando su comisión se materializa desde organizaciones criminales, que si bien son informales y de poca monta (en el sentido que no generan un rédito extraordinario) sí es la fuente de generación de ilícitos que desde su pluralidad altera el funcionamiento social.
Para afrontar esta problemática hay que trabajar desde una doble perspectiva: la preventiva que hace a tareas que debe desplegar la policía en la evitación de estos ilícitos con mayor eficiencia; y desde la persecución penal, labor que incumbe a nosotros los fiscales y a la policía en función judicial, la que exige mayor éxito en las investigaciones porque ello redunda en reducir la impunidad (que es una de las causas de comisión de los delitos).
¿Por eso la iniciativa de nuclear denuncias en delitos al comercio?
Exactamente, cuando se pensó junto a la Asociación Empresaria de Rosario en agrupar las denuncias, se lo hizo con el objeto de detectar esas organizaciones analizando modalidades delictivas comunes observando también los objetos sustraídos en su cantidad, tipo, etc. y desde su venta y comercio ilegal. Para potenciar la eficiencia se hace necesario poder dimensionar realmente el fenómeno, lo que implica contar con datos e información y ello se obtiene a partir de las denuncias que se formulen. De allí, la importancia de que los comerciantes hagan las denuncias. Lo que sucede es que el fiscal a veces detecta un hurto, y si se lo considera en forma aislada queda como una mechera que se llevó una camisa. Sin embargo, cuando se lo evalúa en dimensión se toma en cuenta la organización se plantea con otro abordaje.
Eso en delitos que no generan violencia, pero tenemos otros que si bien no son tan importantes en cantidad pero dejan un condicionamiento psicológico en la víctima como los son los robos violentos, lo que demandan una intervención mucho más directa y efectiva.
¿Es un problema de leyes?
No totalmente, nosotros no hemos adecuado las leyes al cambio social. Eso es cierto pero no puede atribuirse todo a la ley.
Pero la ley siempre va por detrás…
Porque seguimos pensando la ley de la misma manera que en los 80 o en los 90. Las cosas han cambiado, la realidad ha mutado y el delito también. La forma en que interpretábamos los delitos en la dictadura o en el año 85 o en el año 91 no puede ser la misma hoy. Por ejemplo, la facultad genera una formación específica desde la visión del imputado y sus derechos, lo cual está perfecto porque el Estado debe garantizarlo. Pero no hemos acompañado la enseñanza y con ello la aplicación de la ley en lo que son los derechos de las víctimas y es algo que debemos resolver.
Según entrevistas que dió, ¿la atención a las víctimas es uno de sus desafíos como fiscal general?
Es un tema muy complejo porque detrás de cada delito hay una o más víctimas. En la provincia de Santa Fe tenemos 200 mil delitos al año denunciados, más todos los hechos que no se denuncian por tanto la cantidad de víctimas es exponencialmente mayor. Por eso es necesario generar políticas en relación a las víctimas.
En un primer nivel se están articulando mecanismos para la protección de las víctimas y los testigos cuando denuncian, vayan a declaran o en forma posteriormente, lo que hace a una función del fiscal y obviamente a la dignidad de cada persona, pero además porque si la persona padece algún tipo de amenazas o intimidación lógicamente que va a ser reticente en su declaración. Suele suceder que la víctima y los testigos en delitos graves tenga temor de declarar en un juicio oral y público porque se va a encontrar con el imputado cara a cara incluso con sus familiares que pueden estar dentro del público, por lo que se están ofreciendo distintos mecanismos para garantizar que los testigos puedan declarar neutralizando esta exposición y contacto directo.
También se ha planteado como objetivo la descentralización de las fiscalías para facilitar el acceso a la justicia. Esta meta se esta implementando a partir de los centros territoriales de denuncia que si bien son direccionados por el Ministerio de Seguridad de la provincia son parte de una política en ese sentido del Ministerio Público de la Acusación, puesto que genera acercamiento con la ciudadanía. Además, la idea es abrir en las ciudades con más de 25 mil habitantes una sede de la fiscalía con personas capacitadas para su atención. Ello, no puede soslayarse ya que facilitará la declaración de las víctimas y testigos, en tanto se evita que deban trasladarse muchos kilómetros, desde el lugar donde viven hasta la sede más próxima de la fiscalía, dificultades que normalmente tienden a hacerlo desistir.
Cuando uno es víctima de un delito, aunque no sea grave, pierde días y dinero en la recuperación de lo que le sacaron.
Es decir, es terriblemente engorroso lo que hay que hacer tanto que si no fuera por la documentación se llega a pensar en desistir de hacer la denuncia… El Estado no lo facilita, lo hace más difícil…
Por eso, sabemos que tenemos que generar mecanismos para acercar al ciudadano al poder judicial. Históricamente siempre se ha realizado a través de la policía que tiene una distribución territorial extendida, pero la realidad es que la policía es preparada para la prevención del delito y no para tareas judiciales y la atención del ciudadano en esta incumbencia.
En este sentido, hay que pensar la atención, contención e intervención de la víctima desde el delito que sufrió, ya que no es lo mismo una persona que padeció un delito sexual, de género, contra la vida o contra la propiedad.
¿Son suficientes los recursos?
En realidad nunca son suficientes. Sabemos que en comparación con otras provincias tenemos pocos recursos. Y ello también se puede ver en las dificultades que tenemos para poder armar estructuras específicas para potenciar la atención y la persecución en muchas áreas. Si bien contamos con equipos interdisciplinarios integrados por psicólogos y trabajadores sociales, o contadores para investigar delitos económicos, es necesario potenciar estas estructuras particularizadas.
En este sentido, hay que pensar los recursos humanos con la idoneidad suficiente para atender en el área en la que cumpla labores, saliendo del perfil de abogado o de estudiante de abogacía del empleado judicial para todas las labores.
El narcotráfico penetró en Rosario ¿qué es lo que sucede?
Se trata de un delito de tipo económico que genera muchísimo dinero, el cual a su vez propicia la corrupción, financia la violencia con hechos de gravedad y sometimiento, y además procura su ingreso al mercado legal a través del blanqueo alterando las lógicas económicas.
El narco y el microtráfico hay que estudiarlos desde la visión de que se tratan de estructuras empresariales ilícita, ya que hay toda una secuencia o cadena que va desde la producción, elaboración, traslado, distribución, comercialización, venta, consumo, etc.
En todo esto el consumo y la adicción deben ser tratados por el Estado con adecuadas políticas desde el área de la salud.
¿Está de acuerdo con perseguir el narcomenudeo?
Sí. A mi no me interesa perseguir al consumidor sino como te decía antes la cadena del negocio porque el dinero que genera también se utiliza para financiar la violencia, ya sea delitos con armas de fuego, usurpaciones, amenazas, enfrentamientos entre bandas, balaceras y homicidios, entre otros.
Todo lo que sucede con el narcotráfico, y el aumento del delito callejero contra la propiedad, genera la idea y el reclamo de la “puerta giratoria” ¿Es así?
Desde que está el nuevo sistema penal, hace 5 años, la cantidad de presos aumentó un 20%, lo cual no es poco. Lo que tal vez sucede es que los tiempos de investigación no se condicen con las necesidades de la víctima y su pedido de justicia, y los reclamos de la sociedad. Sin embargo, son tiempos y procesos necesarios para lograr condenas efectivas. Y eso es lo que queremos lograr.
Una vez escuché a un efectivo policial decir que el delincuente se sabe impune y eso aumenta su accionar ¿qué opina?
No cabe duda que la impunidad es una causa de la comisión de los delitos. El delincuente no hace tanto un cálculo que si es atrapado será penado a 3, 5, 10 o 20 años, es decir no tiene tanto temor a la pena (o lo tiene parcialmente), sino que especula más en que no será descubierto. Con ello, en la medida que el sistema no es eficiente el mensaje que se le trasmite es que puede cometer delitos porque el sistema no responde.
Por otra parte, el sistema tiene que brindar respuestas adecuadas al tipo de delito que se comete, porque por ejemplo en delitos de menor entidad la respuesta punitiva no es la más adecuada, mientras que en hechos graves o de mediana criminalidad si lo es. Y por supuesto cuando una persona va a la cárcel el sistema debe tener a generar su reinserción social.
¿Cuál es el mensaje para la ciudad?
Que haga la denuncia y que se acerque a las fiscalías haciendo sus reclamos porque esa es la forma en que es posible dimensionar la problemática delictiva, no tomando los hechos en forma aislada sino como fenómeno, tal como le propusimos por ejemplo al sector comercial.